top of page

Mis Libros

El último bandoneonista
(Novela - 2022)

Anselmo es uno de los bandoneonistas más iluminados que ha dado esta tierra, pero además de su arte, es poseedor de una crueldad despiadada. Sus crímenes y su música van de la mano. En 2010, a punto de cumplir 100 años, un azaroso reportaje deja expuesta una vida plagada de sangre y belleza.

"El bandoneonista levanta la cabeza sin disimular su furia. Deja el fueye a un costado. Se pone de pie. Abre el saco. Sobre un costado de su pecho una funda expone un arma. Avanza dos pasos hasta el borde del escenario mirando en dirección al origen del crujido que detonó el naufragio. El muchacho es un muñeco desvencijado paradito en el medio de su desventura. Su mano sangra. El cuerpo le convulsiona. El alma se le desgarra. Las miradas del tigre hambriento y de la presa herida se entrecruzan. Los ojos de Anselmo escupen cuchillos. Son la bala que sabe su destino. Extrae el arma con tal parsimonia, con tal expresividad que dan ganas de llorar ante tanta belleza teatral. Lástima grande no sea teatro. Le apunta a la entreceja. Lo más lentamente que se lo permiten las articulaciones lleva con su dedo pulgar el gatillo hacia atrás."

Activismo teatral en tiempos de desamparo
(Teatro - 2021)

tapa Longhi (2)_page-0001 (1).jpg

La  actividad teatral es el motor de mi vida, en los últimos años la autogestión  de espectáculos aceitó la maquinaria por lo que voy salticando del actor, al escritor, al director. Quizá la mayor trascendencia la haya obtenido con “Enrique” en donde me metí en la piel, la cabeza y el corazón de mi mayor superhéroe de la cultura nacional y popular: Enrique Santos Discépolo. Activismo teatral en tiempos de desamparo” contiene las 4 obras escritas y montadas en el período 2016-2019 con el agregado de comentarios y opiniones de distinguidos intelectuales, investigadores y periodistas sobre mi obra.

Yo conocí a Perón
(Relatos - 2014)

yo conoci a perón Portada.jpg

Corría el año 2011 cuando Gustavo Varela (historiador/filósofo) me propone escribir un libro que habrá de llamarse "Yo conocí a Perón". Plop. Mis ojos saltaron de sus órbitas. Tardé en decir que sí lo que tardé en reaccionar a tamaño pedido pero... ¿escribir un libro sobre Perón? ¿cómo, de qué manera?, yo no soy historiador, no soy periodista, soy artista. Me puse de inmediato a leer cuanto libro sobre Perón y el peronismo caía en mis manos sin pensar aún cuál sería mi ruta creativa. Así pasaban las semanas, los meses hasta que un domingo cualquiera me tomo un taxi con mi esposa y mi hija. Desde aquel llamado telefónico mi vida pasó a ser un monotema, en eso estaba aturdiendo los oídos familiares cuando descubro que a través del espejo retrovisor el tachero no paraba de pispearme. Me miraba y me miraba pero no decía nada. Hasta que al momento de llegar a destino me aborda sin tapujos: “Eh, viejo, Perón de aquí, Perón de allá, parece obsesionado con el tema”. “No, sí, claro, entiendo, lo que pasa es que me encargaron escribir un libro que debe llamarse 'Yo conocí a Perón' y no sé cómo encararlo porque…”. “¿Usted lo conoció a Perón?”, me pregunta. "Y no", le respondo. Silencio intrigante. Gestito tipo “Y este gil me quiere hablar a mí de Perón”. “Perdón ¿usted lo conoció a Perón?”. El tachero grandote, fortachón, gira con todo su cuerpo y de frente me bate: “Yo fui el jefe de mantenimiento eléctrico de Perón en la quinta de Olivos durante su última presidencia”. “¿Y yo podría tomar un café con usted?”. Las anécdotas que me contó este hombre con Perón en su intimidad de la residencia de Olivos fueron  la idea que demolió todas mis dudas. Claro, me dije después que terminó aquel encuentro en un Mac Donald del Once, por acá tiene que ir el libro, anécdotas de gente común, alejada de lo político, de la vida pública que por azares del destino hayan tenido un tête à tête con el General. Así nació “Yo conocí a Perón”.

El Tango es puro cuento
(Libro-Disco - 2011)

el tango es puro cuento portada 1.jpg

En el año 2006 estábamos haciendo el programa de tv “Sarpando tangos” (sí, así escrito, con “ese”, es un lunfardismo, derivación del vesre -revés- de “pasar”) en la Televisión Pública con mi amigo Guillermo Fernández. Tomando café en una pausa me pregunta: “¿Qué podemos hacer con el tango que no se haya hecho o se haya hecho poco?’”. Tardamos 2 minutos en encontrar la respuesta: “Tangos para chicos”. Así nació “El tango es puro cuento”. Una vez compuestas las canciones, el proyecto fue creciendo y ganando un inusitado prestigio con los increíbles intérpretes que fueron prendiéndose a nuestra locura: Pedro Aznar, Kevin Johansen, Alejandro Dolina, Horacio Fontova, Sandra Mihánovich, Teresa Parodi, Ligia Piro, Chino Laborde, Alicia Vignola, Franco Luciani,  Omar Mollo, Daniel Maza. Pero la dimensión del asunto siguió en vorágine y cobró la dimensión de libro con la incorporación de tremendos ilustradores: Tute, Alfredo Sábat, Pedro Penizzotto, Max Aguirre, Pablo Fernández, Sebastián Dufour, Gabriel Sainz, Pablo Bernasconi, Poly Bernatene, Fernando Calvi, Diego Parés, Pablo Fayó, Julieta Arroquy y Troche. Hoy "El tango es puro cuento" sigue su ruta de crecimiento con su incorporación en los programas de estudio de cientos de escuelas y talleres musicales en todo el país. 

Podés escuchar el disco completo aquí

El Pulpo o La muerte del Tango
(Novela - 2012)

El Pulpo o la muerte del tango. Portada.

El desafío era escribir una novela de tango que transcurra en la actualidad. Salí desesperado a buscar un detonante, una historia. La ansiedad tornaba la búsqueda insoportable. Una noche el cantor de rangos Guillermo Fernández me lleva a un bodegón deplorable diciéndome: “Vení, vamos a buscar tu historia”. El cuadro de situación del boliche era más o menos así: Un bandoneón con el oficio muy aceitado, un piano desafinado, un guitarrista que se las sabe todas y muchos/as cantantes de un tango que se estaba cayendo a pedazos, con los restos del cristal de la gloria perdida lastimando corazones propios y ajenos. La noche se escurría inevitable hasta que lo vi. Traje descolorido, labios apretados, pelo graso, carmela en franca despedida, ancho, achacoso, solitario, whisky, faso y una cara especulando contorsiones gestuales que disimularan su atávico odio social. Lo que menos esperaba era que ese “personaje” que se dejaba transcurrir en el rincón más alejado del antro fuera llamado a exponer su gloria pasada al diminuto escenario. Desgajó dos tangos con hidalguía pero sin soltar jamás sus imprecisos pensamientos, cantaba y miraba a cada uno de sus escuchadores, midiéndolos, escrutándolos, buscándoles la hilacha. “El Pulpo”, dije. No sé porque me salió ese apelativo, pero antes de llegar a mi casa ya tenía ruta de salida para todas las hijaputeces pasadas de un cantor de tangos que había sido batilana de los milicos durante la dictadura cívico-militar. Así nació “El Pulpo o La muerte del tango”.

Los integrantes de un modesto quinteto de tango se encuentran ante un hito trascendental en su carrera hacia la consagración. Pero el Tano y sus músicos se topan con un obstáculo aparentemente insalvable en su camino hacia la gloria: para participar del 'Festival del Bandoneonazo' deben hacerlo con la presencia de un cantor de tangos, especie a la que ellos odian con devoción. El cantor elegido es el Pulpo, una vieja gloria de la década del 40, quien hace años se encuentra recluido en un geriátrico de Barracas. Conflictos éticos y musicales estremecen a este grupo de artistas que busca su lugar en el firmamento tanguero.

Cabareteras.
Registros de Santiago Solís
(Novela - 2008)

CABARETERAS PORTADA.jpg
CABARETERAS PORTADA ALEMÁN.jpg

“Cuando no hay teatro, se escribe”. La consigna nació como un desafío mucho tiempo antes de descubrir los mecanismos de autogestión del teatro independiente en Argentina, una verdadera maquinaria creacional única en el mundo. Por eso lo primero fueron diálogos sueltos y monólogos aplicados con destreza en shows musicales de café concert en las espléndidas épocas del actor-músico con Tangata Rea o Demoliendo Tangos. Tanto tango llevó el elemento a historias estrafalarias, apasionadas, imposibles, signadas todas por el tronco común de una misma música en mi corazón. Esas fantasías tenían un hilo conductor que se movía al ritmo del 2x4 en épocas remotas, personajes que se parecían, afanes comunes, no me llevó mucho tiempo hasta darme cuenta que eso era casi casi como escribir una novela. Fue así que sin darme cuenta nació “Cabareteras. Registros de Santiago Solís”

bottom of page